
La verdad es que parece mentira que se cuide tan poco los detalles de una conferencia como esta. Una sala abarrotada de gente donde la mayoría estábamos de pie incluso fuera de la sala, una temperatura agobiante y además los problemas de sonido y de traducción. Además, quiero añadir que una amiga sorda pidió intérprete de lengua de signos y le dijeron que era tarde para solicitarlo, que tiene que hacerlo con un año de antelación, surrealista. Estamos en Valencia.
No obstante, felicidades a l'Institut Universitari d'Estudis de la Dona por la organización de la charla y habernos brindado la ocasión de haber disfrutado de Judith porque se lo que cuesta organizar algo en esta ciudad.
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