martes, 30 de junio de 2009

Orgullo en segunda fila



Mi vida ha cambiado mucho desde el 31 de enero. Probablemente muchas personas pensaréis que es una exageración pero, quienes estáis en Lambda y me conocéis, sabéis que no lo es.

Durante cuatro años, la gestión de Lambda ha ocupado casi el 100% de mi tiempo libre. Prácticamente todos los días, al salir de trabajar me iba al colectivo, a alguna reunión o a algún acto representando al colectivo. Los fines de semana de mi agenda siempre me recordaban que había que ir a algún sitio y mi mujer y familias me tenían que preguntar con antelación por mi disponibilidad cuando teníamos alguna celebración familiar o simplemente ir al cine. Recuerdo perfectamente cuando asumí la coordinación y Toni Poveda, el anterior coordinador general, me aconsejó que me guardara para mi un día a la semana para no quemarme. Podéis imaginar que me asusté.

Desde que estoy en la FELGTB, tanto mi ritmo de trabajo (y matizo, mi ritmo, porque el de otros es frenético, como
es el caso de Toni el presidente) como el lugar desde donde desarrollo mi responsabilidad es muy distinto. Ahora tengo tiempo para hacer cosas tan cotidianas como limpiar mi casa, dar un paseo o ir de compras tranquilamente.

Estamos en plena celebración del orgullo, un orgullo muy distinto del vivido en los últimos tiempos. El sábado en Valencia pude ver las carrozas, hablar con la gente, hacer fotos y escuchar la lectura del manifiesto desde abajo. Me sentía feliz porque, aunque estaba segura de que así iba a ser, el engranaje sigue funcionando perfectamente, fue todo un éxito de participación, de visibilidad y de reivindicación.

Cuando terminó la lectura del manifiesto, fui a subir al bus donde se estaba leyendo y un chico del grupo joven me dijo "lo siento pero sólo puede subir gente de Lambda". Me dió un ataque de risa y pensé "sólo cuatro meses después ya hay gente que no me conoce".
Lambda está más vivo que nunca. Felicidades compañeras y compañeros.